sábado, 15 de septiembre de 2007

Derechos Humanos Argentina y España 2007

Cuando el 18 de julio Franco se subleva contra la II República Española se derrumba el mundo entero. La revolución social que significaba la enseñanza, el reconocimiento de derechos, y tantos y tantos valores, nos permite pensar e incluso afirmar que otro hubiera sido el destino de la humanidad.

En materia de derechos humanos la Argentina lleva la vanguardia. A España todavía le queda mucho por aprender.

El 14 de julio de 2007, La Corte Suprema de Justicia Argentina derrumbó los últimos vestigios del muro de la impunidad que aún quedaban al declarar inconstitucional los indultos que beneficiaron en 1989 y 1990 a los miembros de las juntas en la dictadura militar, así como a otros oficiales de alto rango. A partir de ahora, somos libres de juzgar a los responsables de los crímenes contra la humanidad, sin necesitar de tribunales internacionales para ello.

¡Qué diferencia con España! Nosotros, los argentinos, tenemos que enseñarle derechos humanos.

El proyecto de ley sobre víctimas del franquismo y la guerra civll presentado en el parlamento español, hoy en pleno siglo XXI es criticado por diferentes asociaciones de derechos humanos como el Equipo Nizkor, Amnesty Internacional, Human Rights Watch afirmando que España daría un pésimo ejemplo a otros países si fuera aprobado. No aplica los mismos principios de justicia y reparación de víctimas que aplica en otros países como por ejemplo el impulso que el gobierno español da a los procesos de reparación de víctimas en países como Perú o Guatemala. Lo consideran como pésimo precedente en la lucha mundial contra la impunidad.

No reconoce la Nulidad de Sumarios y por lo tanto, tendremos que recurrir a la justicia y enfrentarnos a los tribunales que continuamente rechazan estos pedidos. El Tribunal Constitucional ha dejado mucho que desear con respecto las presentaciones judiciales de los familiares de víctimas y como consecuencia la justicia española en materia de defensa de derechos humanos es prácticamente inexistente. No hubo cambios en el Poder Judicial, y continuaron en sus cargos los jueces del franquismo. Pude oír a un miembro del tribunal constitucional , decir y “bueno los muchachos tuvieron que aprender un poco de libertad de expresión...”. Nadie podía creer en su conferencia que se hubieran mantenido los mismos jueces...

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