viernes, 8 de agosto de 2008

MURCIA Y LA VIOLENCIA EN LA RETAGUARDIA REPUBLICANA

De la lista GCE, y gracias a un escrito de Floren Dimas, podemos observar que en Murcia se actuó contra la violencia ya sea fascista o republicana.
Este texto nos demuestra que es mentira que la República no haya tomado acciones contra los actos violentos cometidos por adeptos a ella. Sin embargo,sugiero que ya casi al final del mismo se lea lo sucedido con los falangistas puestos en libertad.
Es imposible imaginar la imposición de justicia por actos vandálicos, violentos franquistas en la retaguardia franquista.

Por sentencia del Tribunal Popular de Murcia, el 17 de marzo de 1937 son fusilados por fuerzas de la guardia de asalto en el campo de tíro nacional de Espinardo, dos policías de retaguardia de la localidad murciana de Águilas. A mediados de febrero de 1937, el Frente Popular de Águilas comisiona a dos policías de retaguardia (milicianos militarizados) para la conducción ante el juzgado de instrucción de Lorca, de dos gitanos detenidos en el curso de reyerta ajena a la política, bajo la acusación de haber causado escándalo, amenazas y lesiones leves. Emprenden el viaje por ferrocarril hasta Lorca, pero en lugar de hacer entrega allí en la prisión del partido judicial y aprovechándose de su condición de agentes de la autoridad, hacen un trasbordo y prosiguen por su cuenta el viaje de conducción hasta la capital murciana; una vez allí, descienden y se alejan unos de cien metros, hasta entrar en la embocadura de la calle Industria, un callejón estrecho entonces existente en el lugar que actualmente ocupa el aparcamiento de RENFE, y sin quitar las ligaduras a los gitanos, les conminan a que se alejen corriendo, momento en que les hacen fuego varias veces con sus mosquetones hasta matarlos. Lo que no sospechaban aquellos policías es que un vendedor de periódicos, un jovencito que iba de paso para la estación, observó los hechos y cuando a los pocos instantes llegaron al lugar el factor y algunos guardias de asalto, desmintió a los milicianos cuando estos aseguraron que tuvieron que aplicar la "ley de fugas" al intentar escapar los detenidos. El forense corroboró en su informe que la muerte de los detenidos coincidía con la versión dada por el muchacho. El fiscal del TP de Murcia, José Gomis Soler (fusilado en Murcia en noviembre de 1939 por los fascistas) al redactar la acusación, la fundamentó en que se trata de un brutal atentado contra "el derecho de gentes" amparado por la legistación interional ratificada por la República, haciendo observación "del enorme daño que estos hechos causan a la República ante la opinión pública internacional" y les acusó de asesinato. En el mismo sentido se pronunció en su discurso el presidente del tribunal y finalmente el jurado dictaminó la culpabilidad de los dos policías de retaguardia sacando mayoría de bolas negras. La voladura de la estructura cohercitiva de la justicia producida tras la sublevación de julio de 1936, y la marcha de las unidades militares, guardia civil, de asalto y carabineros a Hellín, Albacete, frente de Granada y Almería, para sofocar los focos de sublevados y su posterior partida como columnas para otros frentes activos, dejó la retaguardia republicana sin fuerzas de orden público a las órdenes de las autoridades, capaces de hacer frente a partidas de incontrolados, que amparándose en consignas o brazaletes, realizaron actos criminales al margen de los inútiles llamamientos al orden que insistentemente se dictaba sin éxito alguno por parte del Frente Popular. Cuando por fin se consigue restablecer mínimamente el orden y el control de las instituciones en la provincia de Murcia, es cuando la Justicia está en condiciones de imponer el derecho en sus actuaciones y en la primera oportunidad que surge, actúa sin contemplaciones. Ese mismo mes, el TP de Murcia, había dictado otras cuatro sentencias a muerte -ejecutadas el 9 de marzo- contra 4 milicianos de Totana por haber cado muerte a un cabo de la guardia de asalto en Totana, por una disputa en el reparto de subsistencias de la intendencia militar. MAS: tras ser puestos en libertad siete de los 20 jóvenes falangistas detenidos en Lorca a comienzos de 1937, por falta de pruebas, entre ellos los hermanos GFuirao que resulta ser los fundadores de la Falange local, estos presentan ¡¡una denuncia!! en la comisaría "de la Catedral", muy próxima al gobierno civil y a la checa clandestina de la calle del Trinquete, en donde el jefe de la policía Ranchal (PCE) había dirigido personalmente las torturas que terminaron con dos de ellos en el hospital. Enterado el alcalde de Murcia (PSOE) Fernando Piñuela que fue después comisario político del Ejército del Centro (fusilado en 1939)y sabedor de las complicidades existentes entre el gobernador civil y el jefe de la checa, intervino informando a la ¡¡FSM!! (no me preguntes porqué) y el escándalo saltó a la liza partidista gubernamental. Epílogo: el gobernador civil fue destituído y el policía Ranchal y cuatro policías más torturadores, fueron juzgados y condenados a prisión. El 29 de marzo de 1939 permanecían en sus celdas de la Prisión Provincial de Murcia, junto con algunos dirigentes comunistas anti-casadistas, pese a que todos los presos derechistas, izquierdistas, comunes, etc., había sido puestos en libertad. Juzgado por un consejo de guerra fascista Ranchal y creo que uno de los policías, fueron finalmente fusilados.El diario muciano "El liberal" (PSOE) deplora los hechos severamente; "Nuestra Lucha" (PCE) se instala a la defensiva, pero es desde el diario "Confederació n" desde donde se abre una auténtica batalla mediática contra los torturadores y los que los amparan (el PCE) llegando a exigir en grandes titulares la pena de muerte, acusando a los procesads de traidores a la República.

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1 comentarios:

Blogger Anamari Gomís ha dicho...

El juez republicano en Murcia que acusa a dos policias republicanos de haber asesinado a un par de gitanos,cosa que era cierta, fue mi padre José Gomís Soler. Ustedes dicen que los fascistas lo exterminaron en 1939, pero no fue así. Vivió en Francia un tiempo y, en 1940, con mi madre y mi hermana, se exilió en México. Su deceso ocurrió el 17 de abril de 1971 en el Sanatorio Español de la ciudad de México. Muchos saludos y losfelicito por su trabajo de investigación. Lo de papá es dato erróneo, pero mínimo.

21 de junio de 2010, 17:10  

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