lunes, 1 de febrero de 2010

Los dos únicos supervivientes, Ramiro Santisteban y Lázaro Nates, se emocionaron ayer en la inauguración del monumento conmemorativo

01.02.10 - 00:10 -

RAFAEL SÁNCHEZ | LAREDO.

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Casi 70 años después de que sus pies pisaran el campo de concentración de Mauthausen, Ramiro Santisteban, en su nombre y en el de Lázaro Nates, quiso sobreponerse a la emoción de ver cómo «en los primeros años del tercer milenio, aquellos que fueron llamados los olvidados son por fin reconocidos». Y reivindicó, en la villa que les vio nacer, la importancia de testimonios como el suyo. «Que este momento venga a ser como colocar un eslabón que faltaba en la cadena de la historia de nuestro país», destacó. «Y que sirva para dar fe ante las nuevas generaciones de lo que vivieron aquellos hombres y mujeres y cuál fue su destino».

Tanto Ramiro como Lázaro Nates fueron a mediodía de ayer los protagonistas de la inauguración del monumento que en memoria de los 11 laredanos que fueron deportados a campos de concentración de la Alemania nazi, así como del resto de personas que «sufrieron y murieron en defensa de la libertad», se ha erigido en la Alameda Manuel Llano, frente al nuevo Consistorio.

Además de los citados, en la placa aparecen los nombres de Manuel Cervera Ortiz, Juan Lago, José Elías Osell Pérez, Francisco Izaguirre Puente, Marcos Agustín Izaguirre, Francisco Puente Lavín, Manuel Santisteban Castillo y Nicasio Santisteban Pascua y Elías Francisco Puente Izaguirre.

Presidido por el alcalde, Santos Fernández (PRC) y la Corporación en pleno, ante unos 300 asistentes, entre los que se encontraban representantes de municipios aledaños y, especialmente, los descendientes de los ayer homenajeados en un lugar distinguido, el acto resultó muy emotivo y las lágrimas afloraron en numerosas ocasiones. Se inició el acto con la magistral interpretación por parte de la joven violinista laredana, Celia Bueno, de los sones de la banda sonora de la película 'La lista de schindler' y finalizó con 'El cant dels ocells ('el canto de los pájaros') del inolvidable chelista catalán, Pau Casals.

Ofrenda floral

A partir de ahí llegó la ofrenda con sendos ramos de rosas de los homenajeados acompañados por el alcalde al monumento antes de que Ramiro Santisteban, en su nombre y en el de Lázaro Nates (no pudo leer su alocución por la emoción que le embargaba), pronunciara su disertación asegurando que el de ambos, fue un destino que comenzó a torcerse cuando hubieron de recorrer la senda del exilio durante la Guerra Civil. «Dejábamos tras nosotros cualquier esperanza que hubiéramos podido albergar de una sociedad moderna democrática», aseguró Santisteban.

Apenas con un hilo de voz recordó que «el tributo pagado fue muy costoso». Precio que se encareció con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. «El nazismo se encontró con nosotros en suelo francés, y nos consideró como un colectivo peligroso, molesto para sus fines». Marcados con un triángulo azul, más de 7.000 republicanos fueron deportados a los campos de concentración. «Allí conocimos lo que nunca antes hubiésemos podido imaginar. Los trabajos en la cantera y en otros lugares hasta caer agotados. Los castigos. Los hijos veían consumirse a sus padres, y muchos veían morir a sus hijos. Otras veces, simplemente, desaparecían enviados a destinos desconocidos, y sospechábamos lo peor. Y esas sospechas un día se revelaron ciertas».

Con todo, subrayó que «no fuimos las únicas víctimas. A nuestro alrededor, otros grupos padecieron un destino similar, e incluso, la eliminación rápida y total». La pesadilla finalmente terminó con la liberación de los campos por las tropas aliadas. «Para quienes tuvimos la suerte de poder recuperar la salud y las fuerzas se abría otra época. Fuimos acogidos en Francia, que, esta vez sí, nos abría los brazos». E iniciaron una labor para dejar testimonio del horror vivido, a la vez que aprovechaban para comunicar a las familias de sus compañeros muertos el cruel final que tuvieron. Recordar para que la historia no se repita. Para Santisteban «es cierto que han permanecido olvidados mucho tiempo, que ha sido una larga ausencia. Pero no hay duda de que los españoles comprenderán que ese pasado les pertenece. Y que, también, esos que fueron olvidados, han contribuido a que España sea hoy lo que es».

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